Recap:
Mientras las escuelas (como la de mi hija) luchaba por arrancar y luego llenaba a los alumnos de PDF (El primer apunte de lengua para mi hija de 9 años tuvo unas 42 páginas) Fue la locura de “justificar la cuota”
Gary D. Fenstermacher 1986
“El análisis revela también la ingenuidad que caracteriza a la vinculación que establecemos entre enseñanza y aprendizaje”
Dice Gary que la relación no es causa y efecto sino ontológica: La enseñanza se relaciona con el aprendizaje del mismo modo que “correr una carrera” se relaciona con “ganar”. Que todos podamos correr no quiere decir que todos vamos a ganar. Que alguien esté enseñando no quiere decir que alguien esté aprendiendo.
Este volumen de material (o luego el volumen de tiempo de zoom de algunas instituciones) como justificadores de un cobro pierden la oportunidad de considerar la cantidad de material que es pertinente para la nueva intensidad que significan las clases a distancia y pierden también la oportunidad de crear materiales personalizados a los que los alumnos estén dispuestos a volver. En la era de la información, la gracia no está en el volumen de contenido sino en la capacidad de destilarlos.
A quienes me han escuchado saben que en el instituto nos dieron libertad de acción y eso resultó en una multiplicidad de formas de practicar la distancia. Las instituciones grandes no tuvieron tanta flexibilidad. Debieron responder de una manera articulada, homogénea y no fue una tarea fácil dado que muchos de sus docentes se enteraron que la distancia existe en Marzo del 2020.
En la segunda mitad de año (o incluso en la segunda mitad de la primera mitad) noté un crecimiento paulatino de las clases con Zoom (o Google Meet o Jitsi Meet) En mi caso, fue creciendo la relevancia y la importancia que tenían en la práctica de contenidos.
En todo el año, me doy cuenta ahora, hubo un ondular en la participación de mis alumnos con los pozos más profundos en las épocas de exámenes y entregas en las secundarias y los picos más altos en los cambios que propuse para “remediar” la falta de participación.
Algunos cambios fueron:
- Acomodando la agenda
- Fechas de entrega regulares
- Contacto personalizado
- Intento de codiseño:
Balance de mitad de año: excelente. Estábamos en camino empardando al año anterior y (yo sospecho) incluso mejorando la performance.
Pero nos preguntábamos: ¿Cuál es el límite de la reinvención? Porque en esa ondulación que se había vuelto permanente ¿Hasta cuando podíamos pensar en cosas nuevas para cambiar las clases? Hay un momento, creo yo, que hasta el cambio es repetitivo.
Un cambio importante en la segunda mitad fue sacar la composición del examen. Los alumnos escriben un ensayo en el examen, pero este año debían escribir el ensayo como parte de las clases. Ir entregando partes hasta completarlo.
Yo siempre estuve preocupado por la validez de las notas. Tengo técnicas para evitar poner notas por “los sentimientos” que me genera un alumno. Este año, sobre todo a fin de año, no las utilicé. Mandé al diablo la precisión y le regalé un punto extra a todos los que aprobaron el escrito y el oral. Ya al ver llegar a mi correo los repasos de temas con las actividades interactivas que habíamos creado durante el año me predispuso a terminar el 2020 subiendo notas.
Contento por los resultados de los exámenes terminé el 2020 más que conforme con la performance de mis alumnos. ¿Qué había creído aprender?
Que hay variedad de sapiencias técnicas.
Que ningún profe en el instituto hizo lo mismo que otro, pero todos obtuvieron buenos resultados.
En mi caso, Meses de analizar el comportamiento de mis alumnos me lleva a darme cuenta que participaban más al principio de la semana. Entonces me pasaba horas, más de 8 seguro, en crear estas clases interactivas basadas en PowerPoint con iSpring. Con imágenes, texto explicaciones de voz, música y actividades finales. Seguido de una clase de zoom para reforzar el tema. A veces era PDF, A veces eran unas páginas del libro.
La estrategia para el 2021
Reunión de fin de año. Nos dicen que la “distancia” en 2021 van a ser clases Zoom a la hora de las clases presenciales y yo digo: Tal vez no hemos aprendido nada. Seguimos con el problema de principio de año: pensando en justificar la cuota más que en lo que sirve para que los chicos aprendan.
En lo que a mi respecta: el zoom para cumplir horario es menos demandante que la creación de contenido interactivo. Es una lástima para los alumnos que la política y la economía de sus familias y de las instituciones adonde estudian prevalezcan por sobre las consideraciones pedagógicas.